los puentes

febrero 29, 2008




No me creerían, pero soy uno de los tipos más perseverantes que conozco. Creo. No es como la fe, es mejor.
Más cerca de recibirme, a un año de esa foto, se presentan difusas las alternativas. Una cuestión de adaptabilidad. En un limbo dónde trabajar de lo que me gusta se está convirtiendo en necesidad, conviven la idiotez humana con la ilógica del sistema.
El puente entre el estudio y el trabajo no es fácil de transitar. Uno se prepara, uno confía, uno espera. Por monedas, por minutos. Lo transitamos igual.
Recorriéndolo entiendo que el idealismo es un sostén para no caer y que la realidad destruye todo. Me doy cuenta que cada tabla cruje y en alguna puedo caer.
Nunca busqué tierra firme sino del otro lado del camino.
Algo va a pasar. Bueno o malo, pero definitivo.
Pase lo que pase, es cuestión de tiempo.
Sobre los otros puentes, no vale la pena hablar hoy, eventualmente hay tierra firme. Sólo hay que saber donde arriesgar. La casualidad está sobrevaluada.
No es la fascinación por el acierto. Es la adicción por el error.
Cada acierto es producto de un montón de errores.

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